Fitomedicina y Ayurveda son dos tradiciones ancestrales que, aunque nacieron en contextos culturales distintos, comparten un profundo respeto por el poder curativo de las plantas.
En el reciente evento organizado por la Sociedad Uruguaya de Medicina Ayurveda, en el que participó VitAge se discutió cómo estas dos medicinas pueden complementarse y enriquecerse mutuamente en la práctica moderna.
Uno de los puntos centrales del discurso fue la necesidad de una integración científica de las plantas medicinales.
En la cultura occidental, se ha buscado siempre una explicación científica para el uso de estas plantas, lo cual ha llevado al desarrollo de la fitomedicina. Esta disciplina no solo considera los aspectos históricos y culturales del uso de plantas, sino que también aplica métodos científicos rigurosos para garantizar su eficacia y seguridad.
La fitomedicina se nutre de varias disciplinas, como la biología, la química y la farmacología, para proporcionar un marco científico sólido.
Un aspecto interesante discutido fue la categorización de los productos derivados de plantas, como los nutracéuticos y los suplementos dietarios. En muchos casos, estos productos no encajan fácilmente en las categorías tradicionales y requieren nuevas definiciones y regulaciones. Por ejemplo, los hongos medicinales.
Integrando el conocimiento tradicional y científico en la fitomedicina
El conocimiento tradicional se basa en prácticas ancestrales que a menudo no están en connotación directa con la evidencia científica. La evidencia científica requiere demostraciones rigurosas y no acepta conceptos como energías, doshas, o chakras, exigiendo un lenguaje y metodología occidental. En este contexto, la fitomedicina actúa como un puente, traduciendo los conocimientos tradicionales en términos científicos comprensibles y aceptables para las autoridades sanitarias y médicos.
Por ejemplo, para que una planta sea aceptada por una autoridad sanitaria, no basta decir que es buena para un dosha; es necesario proporcionar datos científicos que validen su eficacia. Esto se observa en Europa, donde la Agencia Europea del Medicamento ha unificado la legislación sobre plantas medicinales, mientras que en regiones como el Mercosur aún hay descoordinación. Por otra parte, actualmente, existen numerosas publicaciones científicas que avalan el uso de plantas medicinales; en bases de datos como Medline, se pueden encontrar miles de artículos sobre plantas específicas.
Las plantas medicinales actúan a través de fitoquímicos, que a menudo funcionan en sinergia, y se clasifican en: tizanas (infusiones), tinturas (agua y alcohol), y extractos estandarizados (cápsulas o comprimidos). Es fundamental utilizar formas de dosificación adecuadas. Las tizanas, por ejemplo, sólo extraen componentes hidrosolubles, mientras que las tinturas también obtienen componentes solubles en alcohol. Los extractos estandarizados son la forma más efectiva y costosa.
En síntesis, la fitomedicina traduce los conocimientos ancestrales en términos científicos, integrando lo mejor de la tradición y la ciencia para proporcionar tratamientos seguros y efectivos, que complementan los tratamientos médicos o ayudan a las personas de diversas maneras, ya sea aliviando dolencias o previniéndolas.